jueves, 1 de diciembre de 2011

EL CANCER LINFATICO. ADRIAN FUENTES

 

El cáncer linfático puede confundirse con inflamación común de la garganta causada por las bajas temperaturas de invierno, lo que el tratamiento se puede retrasar mucho tiempo

Durante la época invernal son comunes las enfermedades respiratorias, principalmente las relacionadas a la inflamación de los ganglios en la zona de boca y garganta.
Es importante acudir al médico si la hichazón y el dolor persisten en esta área del cuerpo por más de dos semanas, ya que podría tratarse de un cáncer linfático. Con un tratamiento adecuado y oportuno, se evitarán complicaciones que incluso podrían llevar a la muerte.
 
“Es muy frecuente que el linfoma no Hodgkin se asocie a enfermedades respiratorias, ya que los síntomas en un inicio se parecen a los de infecciones en el sistema respiratorio, pero si la inflamación de los ganglios de la garganta, como las amígdalas, persiste por más de dos semanas, no es normal. También si estos bultos crecen arriba de un centímetro, deben ser analizados con una biopsia, a fin de descartar cáncer”, señala la Dra. Alva Zaragoza, hematóloga del hospital regional del IMSS, en Chihuahua.
 
La especialista dijo que también es importante poner atención si hay un crecimiento no habitual en la faringe, aunado a fiebre vespertina y nocturna, pérdida de peso, y sudoraciones. “A veces se pasan por alto esos síntomas. Las personas piensan que no es nada grave y acuden al médico general a que les recete analgésicos. Puede pasar hasta un año para que detecten el cáncer linfático y cuando los examina el especialista, la enfermedad está ya muy avanzada”.
 
Según el registro Hospitalario de Cáncer 2007, del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), los linfomas ocupan un lugar predominante entre las 10 principales enfermedades cancerígenas en la población mexicana y se estima que cada año 7 mil mexicanos adquieren esta enfermedad, que en su forma más agresiva puede terminar con la vida de una persona en seis meses.
 
La Dra. Alva Zaragoza enfatizó que “este tipo de cáncer es curable, siempre y cuando haya un tratamiento oportuno como puede ser con quimioterapia, radioterapia y sólo en algunos casos, trasplante de médula ósea”, señaló.
 
“Aunque para ofrecer al paciente una mejor calidad de vida, han cobrado importancia las terapias de apoyo como un medicamento que contiene un anticuerpo que se usa las defensas del organismo humano para atacar al agente cancerígeno. Mejora significativamente la sobrevida de los pacientes y se convierte en un  tratamiento de primera línea, independientemente de la quimioterapia que se utilice”. 
 
 
El cáncer linfático ataca a los ganglios linfáticos que se encuentran bajo la piel, diseminados en todo nuestro cuerpo y ayudan a protegernos contra las infecciones y virus, son una especie de filtros.
 
 
Hay dos tipos de linfoma no Hodgkin: los indolentes (que se desarrollan lentamente) y agresivos (que se desarrollan rápidamente); sin embargo, el tipo de linfoma no revela el grado de gravedad, ya que por lo general, los Linfomas no Hodgkin agresivos pueden ser controlados de forma más rápida, porque son más fáciles de diagnosticar y tratar, mientras que los linfomas indolentes, muchas veces, no necesitan tratamiento inmediatamente, pero sí es necesaria una terapia de control.
 
Se estima que en el mundo hay un millón de personas con cáncer linfático, que al año se enferman unas 360 mil, es decir, diariamente un millón adquieren la enfermedad.
 

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